Desde mi
alma
quiero
sembrar semillas en tu corazón.
Llamarte en
voz alta cuando hay luna,
nombrarte
diosa cuando estás desnuda,
proclamarte
territorio único cuando eres mía,
describirte
universo cuando tus brazos me cobijan,
santificarte
cuando tu boca me conjura.
El amor te
viste para alegría de mis sueños.
El amor te
desviste para gozo de mis ojos.
Hay palabras
que te vetan en su verbo,
Prohibido es
mi religión no reconocida,
por eso te
declaro territorio santo
para el hambre
que tengo por tu corazón,
sed
definitiva por las uvas de tus labios,
por la
ternura que se fuga de tu alma por los poros ,
por ese
calor de miel libada en deseos
que en el
panal inmenso de tus brazos
te santifica
como abeja reina.
Soberanía
astralina arde en tu presencia,
en la forma
primaveral de tus pechos,
en ese
lenguaje desnudo de tu mirada ,
en la danza
perfecta de tus caderas
y en tus
uñas clavándose en mis costillas
cuando el
orgasmo en tu boca
abre su profundo
pétalo mudo.
Quisiera
sembrar en ti un sueño
que nos una en un nudo imposible,
que nos una en un nudo imposible,
como dos
enredaderas hambrientas
que se encuentran en medio del muro...
que se encuentran en medio del muro...
Solo en ti
es posible lo imposible
cuando en
medio de la noche
nos
encontramos desnudos
en el
meridiano del nuestro lecho
solo para
reclamar territorio y soberanía.
Walter
Pineda©2018