Yo, guerrero de la luz de Mizar
Y los aceros de Milano,
¡Recibí tantas heridas en batallas!
Pero la más feroz recibida y cuya
Cicatriz de fuego podéis ver aún
Aquí en mi pecho lombardo,
desde el corazón al alma,
me la hizo la mujer que amo…¡¡¡