Confieso
que tu boca
me provoca
besos y
ensueños que me ponen como miel.
Confieso que
en tus ojos
de mañana me
quiero mirar,
mientras
siento tu perfume de piel entre mis dedos.
Confieso que
tú me haces perder la locura
y mi corazón
quiere estar juntito al tuyo,
latiendo de
ternura.
Confieso que
el mar me hace pensar en ti,
que
simplemente cada ola con su verde pluma
me escribe
tu nombre en la arena.
Confieso
que hay
noches alumbrado solo con la luna
busco entre
mis pensamientos,
la tibieza
de tu cuerpo,
la calidez
de tu mirada,
la brisa de
tu presencia,
el oleaje de
tu corazón,
la miel de
tus labios,
el sonido de
tu voz,
el
campanario de tu risa,
el hambre de
tu boca
y el
universo de tus brazos.
Confieso
que no hay
lluvia en que no te busque,
o esquina en
que no te espere,
o luna en
que no te desee,
fruta que no
muerda pensando a que saben tus besos,
a veces
quiero saber a qué hueles
a medianoche
cuando eres primavera.
Confieso
que eres en
mi corazón
ese
silencioso sentimiento
que me
provoca poesía.
©WalterPineda™
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